Estimada,
te lo confieso
(Aunque
de todos tus secretos nada me confieses)
Ya
te he aclarado, por supuesto
(Aunque
no te he aclarado nada)
Para
que no te equivoques, me cabe decir cándidamente:
Soy,
estimada, un impostor
(Mi
impostura, mi única verdade)
Peor:
un impostor patético quien no se siente avergonzado de lo confesar
(Aunque
te he confiesado sólo embustes)
Como
si la mera confesión demostrara su buena voluntad
Afectándose
sincero ocultando de ti la verdad inconfesable
Peor
una vez más: te lo confiesa avergonzado pero jubílase en expresar su vergüenza
Haciendo
payaso de sí mismo
(Aunque
no te he hecho reír)
Probando
así que es no sólo impostor, pero un impostor desvergonzado
Estimada,
de lo que te confieso, no te confieso nada
Que
de poeta no tengo sino el sueño
(Aunque
he soñado sino mi realidad)
Te
lo confieso
De
poeta no tengo sino la fantasía
Pueril
de un niño quien nunca tuvo juguetes
(Y
por ello ahora juego)
Practicando
desde ella su simulacro de talento artístico
En este su teatro de engaños en que es auténtico personaje
Hacia la musa que se le inventó
Nenhum comentário:
Postar um comentário